Sí, la propia japonesa disfruta de que tantos machos la miren. Ser una perra a los ojos de los hombres es aún más genial que ser una geisha. Todos pueden correrse en su boca, en su cara y en sus pechos. Está cubierta de semen y es todo sonrisas. Los sementales se vuelven locos por chicas así.
Esta Masha no deja pasar ninguna polla. El ciclista Stepa sólo se detuvo para sentarse y descansar. Y esa perra se le insinuó. ¿Cómo puede resistirse? Así son los tíos: dejas que tu chica salga durante una hora y mira, alguien ya se la está follando por el culo. Y luego se hace la mojigata: ¡su madre no la deja, sólo después de la boda! ¡Tiene que sacarlos la primera noche!