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Pero no debiste masturbar al joven animashek. Trató sus fotos como si fueran chicas. Y esa milf se burlaba de su afición. Así que la bajó, tomando sus húmedos agujeros sin preguntar. Y cuanto más profundizaban sus dedos, menos resistencia ofrecía ella. Siempre era un placer follarse a la jefa, hacerla una zorra. Después de chuparle la polla, reconoció al tipo como su amo.
Oh, Dios mío. Eso es tan dulce. Quiero que me hagas eso, oh...